Dragones bien intencionados Es el título de un libro que me asignaron para leer cuando fui estudiante del Seminario Teológico Bautista de Venezuela.
Su autor Marshall Shelley usa este título para referirse aquellas personas que en el nombre de Dios o creyendo que le sirven a Él hacen cosas que realmente no son de Dios.
También se refiere a personas que tienen la mejor intención de hacer las cosas pero que sin darse cuenta o por ignorancia se oponen al crecimiento de la obra o a la labor del pastor.
Hay una gran diferencia entre ambas situaciones. Tal vez a simple vista parecen iguales pero desde la perspectiva bíblica se pueden diferenciar claramente y una es más dañina que la otra. A continuación trataré de mostrar cuál es cuál.
El primer caso, personas que en el nombre de Dios o creyendo que le sirven a Él hacen cosas que realmente no son de Dios.
Este grupo en particular de personas son aquellas que leen mucho la Biblia, pero que en vez de usarla para oír la voz de Dios y dejar que Él a través de su Espíritu Santo les transforme, usan esta herramienta o se escudan detrás de ella para aparentar una falsa santidad y atacan a todo aquel que en verdad quiere trabajar por el Señor.
Usan artimañas, trampas, mentiras, y chismes para desprestigiar a pastores y líderes de la obra con tal de lograr su objetivo, que en muchos casos, es el control de un liderazgo realmente lejos de los que Dios llama liderazgo, pues Él nos llamó a que el que quiera ser realmente grande en el Reino de Dios debe hacerse un siervo de los demás Marcos 10:44.
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