La Caña Cascada PDF Richard Sibbes Aliento de Cristo para los decaídos de corazón.
«Nunca dejaré de estar agradecido con Richard Sibbes por haber sido un bálsamo para mi alma en un periodo de mi vida en el que llegué a estar sobrecargado de trabajo, muy cansado, y por tanto sujeto de una manera inusual a los ataques del diablo.
En ese tiempo Richard Sibbes (conocido en el siglo XVII como «el doctor celesital Sibbes») llegó a ser un remedio excepcional. La caña cascada me dio paz, me calmó, me consoló, me animó y me sanó».
D. Martyn Lloyd Jones
De todas las obras de Richard Sibbes, La caña cascada probablemente ha sido la que ha tenido un impacto más perdurable.
Consiste en una exposición de la aplicación cristiana del apóstol Mateo acerca de la descripción del Siervo del Señor de Isaías 42:3 (Mateo 12:20). Este tratado maravillosamente sensible ha ministrado a generaciones de cristianos desde su primera publicación en 1630.
La Caña y la Cascadura
El profeta Isaías, alzado y transportado en las alas de unespíritu profético, atraviesa todo el tiempo entre él y lavenida de Jesucristo en carne. Viendo a Cristo presente conel ojo de la profecía y el ojo de la fe, lo presenta ante lamirada espiritual de los demás en el nombre de Dios con las siguientes palabras:
«He aquí mi siervo, yo le sostendré; miescogido, en quien mi alma tiene contentamiento; hepuesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. Noquebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo quehumeare; por medio de la verdad traerá justicia» (Isaías42:1–3).
Mateo afirma que estas palabras ahora estáncumplidas en Cristo (Mateo 12:18–20). En ellas se exhibe,en primer lugar, la vocación de Cristo a desempeñar Suoficio y, en segundo lugar, la manera en que lo desempeña.
Que es estar cascado?
La caña cascada es una persona que, por lo general, sehalla en alguna miseria (como los que acudieron a Cristobuscando ayuda) y que, movida por esa misma miseria,llega a ver que es causada por el pecado.
Es que pormuchos que sean los pretextos del pecado, estos se acabancuando estamos cascados y quebrantados. Dicha persona es sensible a su pecado y miseria, incluso al punto de llegara cascarse, y, como no ve ningún socorro en sí misma, está dominada por el deseo incansable de ser abastecida por otro y tiene algo de esperanza ―esperanza que la eleva ligeramente de sí misma a Cristo―, aunque no se atreve a afirmar que ya ha recibido misericordia.
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