La oracion del justo puede mucho. Santiago anima a sus lectores a expresar su dependencia de Dios. Esto se hace participando en la oración. En versículos anteriores, les ha pedido que respondan a los problemas orando a Dios, que respondan a la alegría cantando canciones de alabanza, y que respondan a la enfermedad o a la debilidad espiritual pidiendo que los ancianos de la iglesia recen por ellos.
Aquí, en el versículo 16, Santiago escribe que debería ser una práctica común para los cristianos confesar nuestros pecados unos a otros y orar unos por otros, para que podamos ser sanados. Al igual que en los versículos anteriores, algunos estudiosos de la Biblia leen la palabra «sanado» aquí como una referencia a la curación de una enfermedad física. Otros entienden que se refiere a la curación del desánimo y la debilidad espiritual. En cualquier caso, esta curación requiere dos cosas por parte de los cristianos.
Debemos confesar nuestros pecados y orar unos por otros. Lo cometido pecados le serán perdonados, el Señor lo levantará Santiago no ofrece detalles sobre cómo debe ser esto en la práctica. ¿Debemos presentarnos ante la congregación de la iglesia y anunciar todos nuestros pecados de la semana anterior? Eso parece poco probable. Es más probable que Santiago tenga en mente la idea de que los cristianos estén en estrecha relación con otros cristianos. Necesitamos compañeros creyentes con los que podamos ser vulnerables. En ese entorno, cada uno podría reconocer a los demás qué pecados son más difíciles para ellos, y todos podrían rezar por los demás para superar esos pecados.
Parece que, en el mundo moderno, muy pocos cristianos practican esto de manera específica. Tenemos demasiado miedo de ser tan vulnerables. El mandato de Santiago es para nosotros, tanto como para sus lectores originales. La iglesia sería mucho más saludable si más de nosotros rezáramos unos por otros, en amor familiar, para superar nuestros pecados específicos. Después de todo, escribe Santiago, la oración funciona. Dios escucha y responde. La oración de una persona justa es poderosa y eficaz porque Dios escucha y actúa.
Santiago 5:13-20 cierra la carta animando a los que creen en Dios a demostrarlo. Esto se demuestra más fácilmente orando en respuesta a cada circunstancia. Debemos rezar por nosotros mismos, alabar a Dios e invitar a los líderes espirituales de nuestras iglesias a que recen por nosotros cuando estemos enfermos o espiritualmente débiles. La curación vendrá después; los pecados serán perdonados. Debemos confesar los pecados unos a otros para que podamos orar por la fuerza de unos y otros para superar el pecado. La oración funciona; Dios escucha y responde. Si realmente creemos que esto es cierto, nuestro comportamiento lo reflejará. La oracion del justo puede mucho.
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